Ahora más que nunca: reinventar la ONU en tiempos de pandemia
Para que el mundo pueda responder a las crisis internacionales, necesita una organización internacional eficaz. Probablemente haya escuchado la siguiente máxima: si la ONU no existiera, habría que inventarla.
El sistema de las Naciones Unidas puede estar orgulloso de los progresos que habíamos hecho en la reforma del sistema de la ONU antes de la pandemia. Parte de lo que hizo la reforma de la ONU fue reforzar el papel del/de la Coordinador/a Residente y de la Oficina del Coordinador o la Coordinadora Residente en cada país. Gracias a ello, el o la CR puede coordinar mejor los esfuerzos de todas las entidades de la ONU en el país y ayudar mejor al Gobierno a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El inmenso desafío que supone la COVID-19 ha puesto de manifiesto lo vital que es para las entidades de la ONU tener una respuesta coordinada. En consecuencia, el ritmo de la reforma se ha acelerado a medida que las Naciones Unidas han estado a la altura del desafío de la crisis mundial.
En mi trabajo como Coordinador Residente en Moldova, he visto lo valiosa que es esa coordinación para garantizar que la ayuda llegue a las personas y comunidades necesitadas.
La COVID-19 exigió que el sistema de las Naciones Unidas actuara con rapidez y eficacia. Exigió un compromiso rápido, sólido e informado con el Gobierno. Y obligó a los organismos de las Naciones Unidas y a sus asociados a planificar y prestar servicios simultáneamente.
Moldova fue uno de los primeros países en elaborar, junto con el Gobierno, un plan de respuesta y recuperación a la COVID-19 con un coste determinado que incluía indicadores sobre derechos humanos y equidad de género. Este plan tuvo una gran visibilidad mundial, ya que se basó en los puntos fuertes de las 24 entidades de la ONU que forman parte de nuestro equipo; fue práctico y constituyó una hoja de ruta acordada para la acción nacional contra la pandemia en Moldova.
Con el proceso de reforma de la ONU, los Coordinadores Residentes tienen ahora una relación jerárquica directa con el Secretario General de la ONU. Esto apoya el compromiso estratégico de los Coordinadores Residentes con nuestros homólogos gubernamentales y nuestros colegas de los Estados miembros en el cuerpo diplomático y la comunidad de desarrollo. Al mismo tiempo, aquí en Moldova—al igual que en otros países—los Coordinadores Residentes se esfuerzan por mantenerse estrechamente conectados con las personas y las comunidades a las que sirven. Este es un principio básico de nuestro trabajo. Unas relaciones estrechas y eficaces a todos los niveles permiten a los Coordinadores Residentes obtener mejores resultados.
La ONU es una organización internacional, pero muchos de los beneficios que confiere son nacionales. Es decir, nuestros resultados se producen dentro de los países. Adaptamos nuestros servicios a los países para apoyar sus necesidades y aprovechar sus propios puntos fuertes para que sean más prósperos y equitativos.
La ONU es capaz de aportar tales beneficios a las naciones individuales precisamente porque es una organización internacional —que apoya a los gobiernos y trabaja con todos los sectores de la sociedad.
El proceso de consulta es la clave del éxito y de los resultados sostenibles. Escuchando a todo el mundo y facilitando el diálogo, podemos crear un entorno en el que se acuerden soluciones colectivas para resolver problemas complejos y de larga data.
Estoy orgulloso del trabajo que el equipo de las Naciones Unidas en el país—las 24 entidades de la ONU—ha realizado en Moldova. Nuestra cooperación con el Gobierno para entender soluciones políticas complejas, hasta reconocer cómo abordar estas necesidades hablando con los ciudadanos para encontrar soluciones comunes y garantizar que nadie se quede atrás en el proceso.
Estoy especialmente orgulloso de cómo el sistema de las Naciones Unidas en Moldova nunca ha dudado en nuestro apoyo, incluso en los peores momentos de la pandemia. El equipo permaneció y cumplió, sin suspender ni una sola vez nuestras operaciones. El equipo de las Naciones Unidas en el país colaboró eficazmente durante la pandemia, porque sólo así podemos cumplir. El dedicado personal de la ONU sabe que hay vidas que dependen de su trabajo.
El trabajo diario de los equipos de las Naciones Unidas en los países es el cumplimiento de la reforma de la ONU. Nosotros la llevamos a cabo. La discutimos. La debatimos. Experimentamos. Innovamos. Trabajamos duro.
Nosotros reformamos la ONU cada día.
Vuelvo a la máxima del principio: Si la ONU no existiera, tendríamos que inventarla.
Veámoslo desde otra perspectiva.
La ONU existe, y nosotros debemos reinventarla cada día.
Recordamos nuestra historia, pero siempre debemos mirar con ojos nuevos nuestro trabajo. Siempre reformar. Mejorar siempre. Los pueblos del mundo no exigen menos y no merecen menos.
Simon Springett es el Coordinador Residente de las Naciones Unidas en Moldova. Para saber más sobre las Naciones Unidas en Moldova, visite: Moldova.UN.org.