“El agua para mí es todo, hoy en día realmente la necesito, me equilibra, la necesito observar y estar siempre en contacto con ciudades que tengan agua, y a su vez me moviliza y cada vez me causa mayor sufrimiento verla contaminada, de ahí nace mi motivación para hacerme cargo de esta problemática que es de todos”, explica Yago.
A través del Mecanismo COVAX, los equipos de las Naciones Unidas en todo el mundo trabajan sin esfuerzo para garantizar la equidad de las vacunas a nivel mundial.
Los equipos de las Naciones Unidas en el país continúan la lucha contra la COVID-19 intensificando los esfuerzos para apoyar a los gobiernos en sus esfuerzos de respuesta y recuperación, incluyendo los esfuerzos de vacunación a través del mecanismo COVAX.
Los Objetivos de desarrollo sostenible (ODS) son quizás la labor más audaz en pro de la paz y la prosperidad mundiales desde la creación de las Naciones Unidas. Para alcanzar los objetivos se requiere que el sistema de la ONU trabaje unido, como nunca antes, tanto dentro como fuera de los países.
Es un día soleado en la meseta de Nakai, en el centro de la República Democrática Popular Lao. Noi acaba de volver del mercado, donde ha comprado una camisa nueva para su hijo de 3 años, Seng. Seng ha crecido mucho en los dos años transcurridos desde que Noi se fue a Tailandia en busca de mejores salarios.
Los equipos de las Naciones Unidas en el país siguen prestando apoyo médico, logístico y socioeconómico a las autoridades locales, coordinando los recursos para responder a la crisis de la COVID-19. Gracias a una mayor coordinación, estos equipos están movilizando a los asociados locales, regionales y mundiales para proporcionar suministros médicos que salvan vidas a las comunidades vulnerables, combatir la desinformación sobre la eficacia de las vacunas y garantizar una distribución equitativa de las mismas a través del mecanismo COVAX.
En África occidental y central, el programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) participó en la respuesta ante la COVID-19 de las entidades y asociados de las Naciones Unidas. Los voluntarios y voluntarias suscitaron una enorme efusión de solidaridad y apoyo para abordar las necesidades urgentes de las comunidades.
Gracias a los esfuerzos colectivos y los modelos establecidos de aula segura y aprendizaje remoto, más de un millón de estudiantes regresaron a la escuela en Costa Rica. Con el apoyo de Naciones Unidas, Costa Rica se ha convertido en uno de los primeros países en abrir sus instituciones educativas a tiempo, brindando seguridad e inclusión a miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes.